Informantes: Carmen del Moral, Rafaela Lorente, Manuela Mariscal
Localización: Villanueva de la Reina
Gran parte de los temas navideños en nuestras canciones tradicionales no se basan, como sería lógico, en los textos de las Sagradas Escrituras, en los Evangelios Canónicos, sino que, por el contrario, la relación de estos cantos parece mucho más evidente con los llamados Evangelios Apócrifos, aquellos no aceptados como auténticos por la jerarquía de la Iglesia Católica. El motivo de este fenómeno puede radicar en la extrema parquedad de los Evangelios Canónicos al referirse a la infancia de Jesús, a su nacimiento, a las bodas de la Virgen y en general a todo el período anterior a la vida pública de Jesús, mientras que la imaginación popular ha creado numerosos romances y villancicos que narran con gran detalle estos y otros acontecimientos, desde la Anunciación hasta la infancia de Jesús pasando por las peripecias de la huida a Egipto, milagros y algo tan humano como podría ser el lógico sentimiento de celos por parte de San José al conocer el estado de María.
Otro problema bien distinto sería el explicarse cómo estas composiciones heterodoxas han podido sobrevivir durante cientos de años eludiendo el fino tamiz que imponía el Santo Oficio, lo que en el caso concreto de este romance en la versión que aquí presentamos, por su estructura métrica distribuyendo los versos en cuartetas y alternando las de metro octosílabo con las hexasílabas, así como la combinación de rimas parcial y total, sugeriría un origen tardío coincidiendo con la época de menor rigor inquisitorial, ya que la estructura descrita en estos romances aparece en los albores del siglo XVIII.
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Soñó la Virgen María
la noche de su aposento que en su vientre encarnaría al Hijo del Padre Eterno, la Virgen decía qué felicidad si esto que he soñado fuera verdad. A los tres días siguientes volvió a soñar otra vez lo mismo que nada de esto le decía a San José. José le dice a María: dime qué te ha sucedido, me has faltado al juramento que al pie del altar hicimos. Ella le contesta: no te puedo hablar, ya llegará el día que te enterarás. José le dice a María me voy a tener que ir que no quiero que la gente hable mal de mí y de ti. Como me has faltado, esposa querida, me voy a un desierto a acabar mi vida. San José coge la ropa y se va de la ciudad, |
y oye una voz que le dice
dime José dónde vas; al oír la voz se quedó parado en esto que un ángel se ha arrodillado. José desecha esos celos que de tu esposa has tomado que ella está pura y sin mancha y concibió sin pecado; de ella nunca dudes vuélvete «pa» atrás que ella no ha manchado su virginidad. Este que entra en su casa y a sus pies se arrodilló, y le dice: esposa mía vengo a pedirte perdón. Perdóname, reina entre las mujeres, y bendito el fruto que en tu vientre tienes ¿Sabes por qué no te dije José, lo que me pasaba? porque un ángel me encargó que el secreto lo guardara, como el mismo ángel te lo ha revelado por mí nunca dudes, ya estás perdonado. |
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