Informantes: Joaquín Quesada Guzman, Catalina Guzman López,
María Torres Ruíz
Localización: Pegalajar


Este romance, que se puede escuchar en toda el área de influencia hispánica debido a su gran popularidad, resulta de ser el primero que aparece documentado gracias a la transcripción que un estudiante de Bolonia, Jaume de Olesa, realizó el año 1421, tal como aseveran la mayor parte de los autores entre ellos Pidal, mientras otros, como Milá, lo sitúa en una época posterior basándose en la aparición de un pliego suelto con el romance impreso, en 1530.
Se considera íntimamente relacionado con las pastorelas medievales, de las que podría ser un ejemplo «a la inversa».
La versión que incluimos mantiene las características de los ejemplares más primitivos como son el alto linaje de la dama (aún no convertida en zagala de versiones posteriores), el exordio narrativo inicial, las insinuaciones eróticas, la no desviación moralizante del personaje del pastor y sus motivaciones así como su forma estrófica.
La contraposición entre lo vetusto del acento rítmico y la amplitud cromática de la melodía, hacen ésta (junto con el de la Doncella Guerrera) una de las versiones que juzgamos más interesantes de entre las recogidas en éste trabajo.

La gentil dama y un rústico pastor
— Pastor que estás en el campo
de amores tan descuidado,
escucha una gentil dama
que por ti se ha desvelado.
Responde el villano vil:
— Yo contigo no he tratado,
tengo en la sierra el «ganao»
y allí me tengo que ir.
Adiós.
— Pastor que comes centeno
y usas cucharas de palo,
si tomaras mis amores
comieras pan de regalo.
Responde…
— Pastor que estás en el campo
durmiendo entre la retama,
si te casaras conmigo
dormirías en mi cama.
Responde…
— Pastor que estás en la sierra
durmiendo entre los helazos,
si te casaras conmigo
dormirías en mis brazos.
Responde…
— Pastor que estás en la sierra
durmiendo entre las cornetas,
si te casaras conmigo
dormirías en mis tetas.
Responde…
— Pastor, cásate conmigo,
que mi padre es panadero,
tú no tendrás más oficio
que todo el día cerniendo.
Responde…
— Pastor, cásate conmigo,
que mi padre tiene un carro,
para que vayas a ver
todos los días el ganado.
Responde…
— Pastor, cásate conmigo,
que mi padre tiene un coche,
para que vengas a verme
en domingo por la noche.
— Pastor que estás en el campo
durmiendo entre las ortigas
si te casaras conmigo
dormirías entre cortinas.
Responde…
— Pastor que estás en el campo
bebiendo de «toas» las aguas,
que no bebieras de una
que con ella reventaras.
Adiós.

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