Informantes: Juan P. González Navarro Vicente Arroyo López Eugenio Rodríguez, Pedro Galea Navarro Manuel Moreno López Juan Tomás Flores Herrera Pedro Antonio Belmonte Andrés Molera Olivares Localización: Orcera |
Felipe Pedrell, en su obra «Teatro Lírico Español» inserta una «Jota de la Tonadilla», que data del año 1779. Este y otros datos hacen pensar que la aparición de la jota ocurriría en la primera mitad del siglo XVIII, aunque con anterioridad ya existiera un embrión originario: el vasco, el canario, el fandango andaluz, han sido citados como antecesores de la jota, aunque la teoría más generalmente aceptada considera que podía ser la resultante de toda una serie de conglomerados y superposición de ritmos y melodías diversos. También con respecto al origen y significado de su nombre, jota, se han enunciado las teorías más dispares, desde la romántica que lo atribuye al nombre de su presunto creador, Aben Jot (Hijo de Jot), un árabe desterrado de Valencia hasta Aragón, donde cantaba una especie de himno guerrero que evolucionó hasta dar lugar a lo que hoy conocemos por jota (teoría fácilmente desechable) hasta la más probable y aceptada por todos, que enunció García Arista en el año 1919, quien considera que el nombre de jota deriva del antiguo verbo castellano «sotar» (del latín saltare) el cual tenía el significado de saltar y bailar; las cosas se complican algo si consideramos que en vasco existe el término «jotu» (tocar, sonar), en gallego «choutera» (canción). El arabista Julián Ribera informa que en el dialecto árabe que empleaban los moriscos españoles existía nombre de «xatha» para designar el baile o danza. En cuanto a su antigüedad nos enfrentamos a un problema similar, aunque remitiéndonos a pruebas documentales e incluso a su misma estructura, podemos pensar que se trata de una danza relativamente reciente, quizá emparentada con antiguos ritos de fecundidad. No parece remontarse más allá del siglo XVIII si atendemos a la obra de Cotarelo y Mori «Colección de Entremeses, Loas, Bailes, Jácaras y Mojigangas desde fines del siglo XVI a mediados del XVIII» en la que no aparece alusión alguna a la jota, ni citándola ni como elemento escénico, y ya conocemos la preocupación de los autores teatrales de época en recoger y trasladar a sus obras cualquier novedad que agradara al público. En realidad la primera cita de la jota aparece en un sainete de Ramón de la Cruz, «La junta de los payos», del año 1761. Utiliza el soporte literario invariable de cuatro versos, que precisan de repeticiones para distribuirse entre las siete frases musicales de la jota (cada una corresponde a un verso); es muy frecuente la existencia de estribillo en las formas bailables, que se ejecuta después de la copla sustituyendo a las variaciones y que, como en el caso de las versiones que aparecen en esta grabación, son cuartetas octosílabas. Con respecto a su extensión, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que la jota es el baile más popular en España, encontrándose una ingente cantidad de variantes a lo largo y ancho de su geografía. |
Jota serrana de Orcera
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Esta es la jotilla madre
la jota del remeneo, la que bailan los chavales los domingos en el paseo. A tu madre le meto y a ti te saco la mano en el bolsillo para tabaco. Una vieja de cien años y un viejo de ciento siete, le dice la vieja al viejo: toavía estoy de rechupete. Ahí la tienes, Currillo, mátala, mátala, si no tienes navaja, |
la mía tómala.
Qué ganas tengo de ir a Segura de la Sierra para ver los arbolitos que han puesto en la Puerta Nueva. A tu madre… Todas las mujeres tienen en la barriga un lunar y más bajito tienen la vaina de mi puñal. Ahí la tienes… Allá va la despedía la que no quisiera echar, nunca me ha gustado a mí con amigos quedar mal. |
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