Informantes: Sebastián Molico |
El fandango es una de las danzas cantadas españolas más difundida, aceptada y con la que más fácilmente se nos identifica, lo que ha determinado la existencia de numerosas variantes locales que sólo se diferencian en algún cambio en la armonía del acompañamiento y la tonalidad. La difusión del fandango por toda la Península y Archipiélagos es paradigmática; ya durante la primera mitad del S. XIX adquirió popularidad en pueblos del norte de Lérida, donde los bailaores se acompañaban con castañuelas de boj que ellos mismos fabricaban, así como en Castellón o Alicante. Galicia, País Vasco, Castilla, León, Aragón…, también adaptaron el fandango, aunque hay que reconocer que en toda la cornisa del norte peninsular, aparte del nombre, pocos elementos comunes posee con el fandango original. Lógicamente, es el fandango andaluz el que más variantes geográficas y arraigo popular tiene, con un colorido melódico excepcional en la mayoría de los casos: malagueñas, rondeñas, granaínas, verdiales, robaos, etc, dan buena prueba de lo dicho. |
Tengo a mi amor en la sierra,
entre carrascas y flores cada vez que voy a verla dice que me quiere doble. Arbolito te secaste teniendo agua en el pie, en la raíz la firmeza y en la ramita el querer. Arando en la haza llana, ¡ay, por Dios!, me resbalé, dame la mano serrana que yo me levantaré. |
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