Informante: Rosario Zamora de la Paz
Localización: La Iruela


Este romance, que se incluye en el grupo de cautivos y presos, responde a la temática de lo que se han venido definiendo como moriscos o fronterizos: un caballero rescata a una muchacha cautiva de los moros, que resultará ser su hermana. Narraciones similares de reencuentros familiares entre cristianos cautivados son relativamente frecuentes en nuestro romancero.
En nuestra tradición oral moderna se encuentra muy extendido, no encontrándose, sin embargo, versiones antiguas, cuya difusión en tiempos anteriores puede presumirse por la existencia de versiones hexasilábicas primitivas en las comunidades sefarditas de Marruecos y Oriente, así como en la zona arcaizante de la Península (región noroeste española); las versiones octosilábicas, como la que presentamos en esta grabación, son la norma en toda la Península.
El romance es exhaustivamente estudiado por Menéndez Pidal, quien fija sus antecedentes peninsulares en el siglo XV y establece su procedencia de una balada juglaresca alemana, perdida, derivada del poema, austríaco, de Kudrum, del que surgieron diversas baladas por gran parte de Europa (Suiza, Holanda, Países Escandinavos), siendo el romance de «El día de los torneos» o de «Don Bueso» el que guarda un reflejo más fiel del original. En el poema de Kudrum se narra la historia de una princesa a quien raptan y llevan presa al territorio de los normandos; allí, Kudrum rechaza a su raptor, provocando las iras de su madre, que la maltrataba y encomendaba las tareas más duras. Así hasta un día, en que lavando la ropa a orillas del mar, ve llegar a un navegante, que resulta ser su propio hermano, quien le ofrece oro a cambio de su amor.
El que en la zona noroeste española y el área fronteriza con Francia se conserven las formas más antiguas de este romance, hizo pensar a diferentes autores, entre los primeros Pidal, que el poema viajó a España proviniente de una versión intermedia francesa. De hecho, autores como Armistead y Silverman, así como en su tiempo Zarita Nahón, sugieren que este trasvase sería por medio de la «Chanson» francesa y, en concreto, hacen referencia a la canción «Le Fille de L’ermite»: al inicio de ésta una niña se dirige al bosque a recoger avellanas (noisilles); al tratar de cogerlas se clava una espina y con el dolor se queda dormida en el bosque. Pasan tres caballeros, el tercero de los cuales la sube al caballo caminando a lo largo de cinco leguas sin dirigirse la palabra, luego de lo cual la muchacha comienza a reír tras reconocer el lugar donde se crió.
El que no aparezca este romance en los repertorios impresos durante el siglo XVI, pese a que numerosos datos sitúan su origen muy anterior, quizá pueda explicarse por el poco gusto de la época por las formas romancísticas que no fueran en arte mayor, lo que dejaba a los metros hexasilábicos en una situación de menosprecio.

El día de los torneos
El Rey salió de caza
con toda su compañía,
le cautivaron los moros
una hija que tenía.
Su madre se ha vuelto loca
su padre llora y suspira
y su hermano el Moralejo
la busca de noche y día.
Al subir un arroyuelo
un arroyuelito arriba
que vio una mora lavando
y él ya no la conocía.
Apártate mora bella
apártate mora linda,
que va a beber mi caballo
agua de ésa, cristalina.
No soy mora, caballero,
que soy cristiana cautiva,
me cautivaron los moros
desde pequeña muy niña.
Si quieres volverte a España
aquí en mi caballo irías,
y los pañuelos que lavo
¿dónde me los dejaría?
Los de seda y los de Holanda
aquí en mi caballería
y los que no valgan nada
la corriente abajo irían.
Al pasar por una cueva
la mora llora y suspira
¿por qué lloras mora bella,
por qué lloras mora linda?
te juro de no tocarte
hasta los monte de Oliva.
Lloro porque en estos montes
mi padre a cazar venía
con mi hermano, el Moralejo,
que en su compaña traía.
Alzó los ojos al cielo
¡valganme las tres Marías!
me creí traer una esposa
y traigo una hermana mía.
Abreme la puerta padre,
ventanas y celosías
que traigo la prenda amada
que busco de noche y día.

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