Informante: Petra Gómez Localización: Guarromán |
Los niños, en su relación con el mundo que les rodea, precisan de buena parte de sus recursos a la hora de aprehender, de organizar su entorno, en resumen, de formalizarlo. Es precisamente la palabra, con su ritmo y como vehículo de sentimientos, significados, la que adquiere una importancia esencial en este proceso de integración, primero usada como juego y más tarde como verdadera herramienta para comunicarse; ahí reside la importancia de la literatura de transmisión oral a estas edades. Un aspecto diferente es saber distinguir entre los textos que utilizan verdaderamente los niños (retahilas, fórmulas de sorteo, juegos de prendas y chinas…) de los que están elaborados por los adultos para los niños (las nanas son un ejemplo claro, romances utilizados como canciones que acompañan juegos, etc.); con los textos transmitidos oralmente, además de la información en sentido estricto, se recibe una determinada carga afectiva fruto de la experiencia del narrador y de su relación-actitud ante el hecho que se narra, apreciación que también se transmite al niño en cada una de las coplas. Sin embargo, los niños no adoptan un actitud pasiva frente a este hecho, sino que, además de asimilar lo que escuchan, lo reelaboran y ponen el contenido al servicio de su imaginación, con lo que adquiere una dimensión doble que escapa la mayoría de las veces al entendimiento de los adultos. Esto explica el fenómeno harto conocido de que materiales que se recogen como pertenecientes al mundo de los adultos y que abarcan temas tan escabrosos como el incesto, asesinato, adulterio, seducción…, vuelvan a ser encontrados en boca de los más pequeños cuando a ellos dirigimos el afán de nuestras recopilaciones. ¿Estamos ante uno de estos casos en las coplas de Candelaria que aparecen en esta grabación? Parece que así es. A ellas podemos aplicar todo lo dicho con anterioridad, al pertenecer al repertorio infantil, acompañar un juego y estar imbricados en el texto elementos puramente infantiles con otros pertenecientes al mundo de los adultos. En este caso, su peculiaridad reside en ser entonadas de manera preferente en la festividad de la Virgen de la Candelaria («de las roscas»), perteneciente al ciclo de las fiestas de invierno. |
Coplas de Candelaria
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Vamos niño, a hacer un corro
que se pasa el Carnaval y viene Semana Santa y tenemos que rezar. Ay ¡chúmbala, calacachúmbala, ay chúmbala del polisón, cinco duros me ha costao la cadena y el reloj, y el pobre de mi marido sin cuello en el camisón. Ya viene la Candelaria la feria de las mujeres y la que no tenga novio |
que espere al año que viene.
Ay chúmbala… Dicen que no nos queremos porque no nos visitamos, las visitas son de noche para los enamorados. Ay chúmbala… Dicen que tus manos pinchan para mí son amorosas, también pinchan los rosales y se les cogen las rosas. Ay chúmbala… |
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