Para estas canciones infantiles podemos aplicar todo lo dicho en referencia a las coplas de corro.
En una primera lectura, más superficial, nos encontramos ante una canción de las que sirven de soporte para jugar, normalmente de manera participativa, en una combinación de canto y juego comunitario.
No obstante, sería erróneo perder la otra perspectiva para su análisis; la utilización de figuras de aparición constante en la literatura oral y de inequívoco significado sexual como «regar el jardín», «picar un bicho», así como el recurso último a la utilización del sublimado (en realidad, una familia de compuestos a base de mercurio utilizados durante largo tiempo como único remedio para determinadas enfermedades de transmisión sexual) muestran una segunda intencionalidad y clara advertencia a muchachas «tan descuidadas» para prevenirlas contra la aparición de ese mal «que nunca se quita».
Finalmente, hemos de decir, que «la vieja» protagonista de la historia en todas las demás versiones de la canción que conocemos, en realidad es una niña; alguien, en algún momento, debió pensar que este tipo de enfermedades eran más propias de la edad adulta que de la adolescencia.
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