Informante: Maria Dolores Lizana Valverde
Localización: Alcalá la Real

Es este romance de extraordinaria difusión no sólo en España y Portugal, sino en todo el sur de Europa (Francia, Italia, Albania, Grecia), Hispanoamérica y en versiones sefardíes en el norte de Africa, Hungría, Serbia, Constantinopla, Asia Menor y Palestina. Además, Paul Benichou y otros hablan de una vieja leyenda china en la que una doncella, disfrazada de guerrero, toma el lugar de su padre en la guerra.

Parece indiscutible el origen francés del romance, desde donde pasaría al resto de Europa; en lo que no existe acuerdo unánime es en la localización exacta ya que mientras unos, los más, la sitúan en la Provenza, otros entre ellos Menéndez Pidal, lo hacen en el norte del vecino país.

Aunque se le supone un origen muy antiguo (es clásica la cita de la inclusión de sus dos primeros versos traducidos al castellano en la Aulegraphia de Jorge Ferreira de Vasconcelos, obra del siglo XVI) no figura en cancioneros y pliegos sueltos de la época.

Es curioso destacar el hecho de que las versiones sefarditas a las que hacíamos mención carezcan de las ingeniosas pruebas a las que es sometida la doncella por las sospechas del rey.

En esta versión, muy opuesta a la norma musical de otras recogidas, si bien se toman rasgos melódicos propios de la más generalizada, no hay concesiones en lo que se refiere a ritmicidad, que se da aquí de una forma más acrecentada.
Podría, quizá, hablarse de versiones intermedias entre ambas, si bien no la aconsejan ni la ubicación de las mismas ni el texto que en cada una se recoge como propio.

La doncella guerrera
El rey ha mandado un bando
desde Castilla a Aragón,
que penada vida tiene
el que no tenga un varón.
Un padre tenía seis hijas
y de ellas ningún varón,
la más chica le decía:
padre de mi corazón,
padre, cómpreme un caballo
un caballo muy veloz
que voy a pelear con el moro
con el moro peleo yo.
Y ese pelo tan hermoso
es de hembra, no de varón
padre tráigame un barbero
un barbero afeitador.
Y esos ojos tan hermosos
son de hembra, no de varón,
padre, cuando a mí me miren,
al suelo los echo yo.
Y esos pechos tan preciosos
son de hembra, no de varón,
padre, cómpreme un corsé
un corsé ajustador.
Se ha montado en su caballo
y en los montes se perdió,
y se presentó en las filas
con el moro peleador.
Estando un día peleando
la espada se le cayó
y por decir pecador
dijo pecadora yo.
Y en esto que el rey estaba
estas palabras oyó,
con su caballo y su espada
hacia palacio marchó.
Madre, mi querida madre,
de pena me muero yo,
que el caballero don Marcos
es hembra, que no es varón.
Convídalo tú, hijo mío,
contigo a beber un día
que si ella fuera mujer
contigo no bebería.
Ya lo he convidado, madre,
conmigo un día a beber,
yo me he bebido una copa
y ella se bebió un tonel.
Pues convídala, hijo mío,
contigo al río un día
que si ella fuera mujer
al agua le temería.
Ya la he convidado, madre,
un día al río a bañar,
yo me he quedado en la orilla
y ella se bañó en mitad.
Convídala tú, hijo mío,
a la ciudad a comprar,
que si ella fuera mujer
a la seda ha de tirar.
Ya la he convidado, madre,
conmigo un día a comprar,
yo me he comprado la seda
y ella se tiró a un puñal.
Convídala tú, hijo mío,
al huerto a pasear,
que si ella fuera mujer
las rosas le han de gustar.
«To’s» los caballeros, madre,
nos comimos las manzanas
y el caballero don Marcos
pretendía a la hortelana.
Convídala tú, hijo mío,
contigo a dormir un día
que si ella fuera mujer
la luz te la apagaría.
Carta, he tenido carta
de mi hermana la mayor,
que mi padre está muy malo
y le van a dar a Dios.
Quédate con Dios, mi rey,
que me voy para mi tierra,
cuatro años te ha servido
esta preciosa doncella.

Ver Partitura