Romance de Gerineldo
Informante: Ana Josefa Pérez
Localización: Jódar

Quizá sea éste uno de los romances más documentados y de los que se posee una mayor cantidad de versiones recopiladas.

Se trata de un romance perteneciente al ciclo carolingio en su etapa primitiva, en el que se mezclan rasgos característicos de su origen francés, con otros de neta factura castellana, lo que le proporciona una serie de matices diferenciadores de los puramente franceses como es el predominio de lo novelesco sobre el hecho heroico, la intensidad pasional, la galantería y la inclusión de elementos líricos.

En él se narran los amores entre una hija del emperador Carlo Magno y un paje de éste, Gerineldo, con resultados y desenlace bien distintos según la versión recopilada y sobre todo según el romance con el que se le haya unido, hecho éste que si ya es frecuente por lo general, en el caso concreto del romance de Gerineldo se da con mucha más fruición; en la versión que aparece en la grabación, enlaza con el romance de Don Bernardo o de la Boda Estorbada toda vez que Gerineldo rechaza la posibilidad de casarse para restituir la honra perdida, casamiento que se produce tras sustitución de personajes en el romance de la boda estorbada.

Ya se marcha don Bernardo,
ya se marcha, ya se va
dejando a una doncellita
de catorce años de edad.

O bien aquella otra versión que da Ramón Menéndez Pidal titulado como Romance de la Condesita.

Grandes guerras se publican
entre España y Portugal
y al Conde Flores le nombran
por capitán general.

En el caso que nos ocupa, el protagonista masculino de la historia es Gerineldo, y la hija del emperador sustituye a la Condesita (versión oral de Jódar, Jaén).

Ya sortean a los quintos
ya los van a sortear
y a Gerineldo lo llevan
de capitán general.
Si a los siete años no vuelvo
niña te puedes casar,
pasan uno, pasan dos,
camino de ocho van.

También se han recopilado versiones de este romance en las comunidades sefarditas de Marruecos, como es la versión recopilada por Zarita Nahón en Tánger:

¿A qué hora vendrá, señora,
a qué hora daré el castío?
A eso de la media noche,
cuando el rey esté durmido.
Media noche ya’s pasada;
Girineldo no ha venido.
Malhaya tú, Girineldo,
y quien amor puso contigo.

Gerineldo
Gerineldo, Gerineldo,
Gerineldito pulido
quién te pillara esta noche
tres horas a mi albedrío.
Como soy vuestro criado
señora os burláis conmigo,
no me burlo, Gerineldo,
que de veras te lo digo.
Da(le) tres vueltas al palacio
y otras tantas al castillo,
cada escalera que sube
se le escapa un suspirillo.
En la última escalera
la princesa lo ha sentido
¿quién ha sido ese animal,
quién ha sido ese atrevido
que a deshoras de la noche
en mi casa se ha metido?
Señora, soy Gerineldo
que vengo a lo prometido.
Se agarraron a jugar
como mujer y marido
y a eso de la media noche
se han quedado dormiditos.
Al rey que se le ofreció
un «mandao» muy preciso
fue al cuarto de la princesa,
se los encontró dormidos.
Cómo mato a Gerineldo
si «ende» chico lo he «tenío»
y si mato a la princesa

queda el palacio perdido.
Pondré la espada por medio
y que sirva de testigo,
con el frío de la espada
la princesa lo ha sentido.
Levántate, Gerineldo,
levánta(te), dueño querido,
que la espada de mi padre
entre los dos ha dormido.
Por dónde me iré yo ahora
que no sea conocido.
Vete por esos jardines
cogiendo rosas y lirios.
El rey que ya lo sabía
al encuentro le ha salido:
dónde vienes, Gerineldo,
tan triste y descolorío.
Vengo por estos jardines
cogiendo rosas y lirios,
con el olor de las flores
los colores se me han ido.
De esa rosa que has cortado
mi espada será testigo
no me lo niegues, traidor;
que con mi niña has dormido;
y antes que llegue la noche
tienes que ser su marido.
Tengo juramento hecho
a la Virgen de la Estrella
que mujer que haiga gozado
no me he de casar con ella.

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